La presencia del Papa deja claro que nuestra iglesia tiene al frente como guía espiritual uno de sus mejores hombres.

Por Mariano E. Mena
desiree1150@hotmail.com

Como una bocanada de aire fresco transcurrieron los 15 días dedicados a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que concluyó con la presencia del papa Francisco en tierras istmeñas.

Fueron días de intenso trabajo para los organizadores, para las familias acogentes, quienes acondicionaron sus hogares para que los peregrinos y visitantes se sintieran como en sus casas, a los sacerdotes de todas y cada una de nuestras parroquias quienes sin cesar visitaban las familias en sus respectivas comunidades para que cada quien diera lo mejor de sí para con nuestros visitantes, a las Iglesia de otras denominaciones y en especial a la católica quien demostró tener una gran organización a nivel nacional, al gobierno nacional por todo el trabajo y compromiso asumido a todos los niveles, en todas y cada una de las instituciones involucradas para brindar seguridad tanto a nacionales como a visitantes como debe ser siempre y al pueblo en general por dejar en alto el nombre de nuestro país.

La presencia del papa deja claro que nuestra iglesia tiene al frente como guía espiritual uno de sus mejores hombres, quien ha demostrado tener carisma, fe y con esa misma fe transmite a su pueblo de manera clara, pausada, diáfana.

Nuestra gente demostró que cuando se quiere se puede y lo hicimos de lujo, como buenos ciudadanos, las anécdotas y excelentes comentarios que circulan en las redes sociales de los peregrinos con respecto a las familias que le acogieron, de taxistas y ciudadanos comunes quienes encontraron objetos o documentos perdidos que con tanta ilusión y honradez lo llevaban a los sitios designados para tal fin.

Fueron dos semanas en donde dejamos de lado la política, el chisme, aunque nunca faltó alguno con intenciones de intrigar, pero que pasaron desapercibidos porque el país no estaba para dimes y diretes.

El pueblo panameño es noble y así quedó demostrado, fuimos desprendidos y somos merecedores de un digno reconocimiento sin distinción de ninguna naturaleza.

Gracias Panamá, gracias peregrinos y sobre todo gracias al papa Francisco por habernos permitido semejante regalo como nación, aplausos y de pie.

EX SECRETARIO GENERAL CGTP

 

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