SOLIDARIDAD DE TRABAJADORES CUBANOS
Oficina: 2450 Tequesta Lane, Coconut Grove, FL 33133 U.S.A. Tele:(305)666-2143 Fax: (305)666-0131
E-mail: Presidente Juan Antonio Francés: jafrancesgaray@gmail.com
Secretario Ejecutivo Siro del Castillo: delcastillosiro@gmail.com
“La Cuba que deseamos en la Solidaridad de Trabajadores Cubanos”
Primera Conferencia Ciudadana “Cuba Plural”
Abril 20 del 2021
Para la Solidaridad de Trabajadores Cubanos (STC) el destino del pueblo y la Nación cubana es responsabilidad de todos y cada uno de los cubanos. El pueblo cubano tiene el derecho y el deber de decidir y construir su propio destino. Ningún Estado extranjero puede tomar decisiones que sólo le corresponden al pueblo cubano. Esta es una responsabilidad de la que no se puede excluir a ningún cubano.
Para la Solidaridad de Trabajadores Cubanos (STC) sólo por medio de conversaciones y de un diálogo, franco, respetuoso y libre, podremos alcanzar la reconciliación, la paz justa y darle paso así a un proceso de tránsito, apertura y transición que nos permita a todos y cada uno de los cubanos trabajar en la búsqueda de la realización de nuestro pueblo con felicidad y seguridad. Un diálogo que como premisa no puede ser excluyente y no puede realizarse a espalda de otros sectores de la sociedad civil y del pueblo.
Para que este diálogo, al que siempre hemos estado dispuestos, pueda darse con transparencia es imprescindible que las autoridades cubanas vigoricen y hagan reales los climas de tolerancia en el marco de la legislación vigente: liberando a todos los presos políticos y de conciencia, reconociendo los derechos y las libertades individuales, despenalizando las figuras delictivas con intención política, ofreciendo las garantías procesales indispensables, permitiendo la existencia legítima de la nueva sociedad civil independiente, garantizando el derecho de petición y de las libertades subyacentes para ejercerlo, y suprimiendo las limitaciones que todavía existen que impiden la libre entrada y salida del país, tanto a los que viven en la Isla como a los que viven en el exterior. Estos cambios, solamente si son sinceros y reales, pueden abrir las puertas al inicio de un proceso de negociación hacia una transición.
La Solidaridad de Trabajadores Cubanos aspira a una sociedad:
- Basada en el respeto a la dignidad de la persona humana y a sus derechos universales, inalienables e indivisibles. En la que todos y cada uno de los cubanos puedan realizarse en libertad, justicia, solidaridad y con justicia social, donde la persona humana sea el centro y protagonista de su desarrollo.
- Donde se respete la dignidad de la persona, el derecho a la vida, a la libertad, la igualdad, la justicia, a los bienes materiales y espirituales que produce la civilización, al trabajo, la educación, a la salud, la alimentación, a la vivienda, a la seguridad personal, a la libertad de expresión y de información, a organizarse y asociarse libremente, y a la participación libre, responsable y protagónica, en todos los procesos de organismos económicos, sociales, culturales y políticos de la sociedad.
- Donde todos tengan los mismos derechos y oportunidades, sin importar la raza, el color de su piel, su género, creencias religiosas o ideales políticos.
- Donde se respeten los derechos y las libertades fundamentales, tal y como están definidas en la Declaración Universal de Derechos Humanos y en los Pactos Internacionales y los Protocolos correspondientes, contenidos en la Carta Internacional de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, cuya ratificación por parte de las autoridades cubanas ya se hace impostergable, y donde los derechos de los trabajadores sean respetados tal y como se estipulan en los Convenios Internacionales de la Organización Internacional del Trabajo.
- Con un Estado social y democrático de derecho que reconozca el conjunto de deberes y derechos mediante el cual se lleva a cabo la relación entre las personas y las instituciones, dándole prioridad a las personas. Donde existan las formas reales de participación democrática del pueblo, tanto en la toma de las decisiones, como en su implementación, ejecución y en la fiscalización de las mismas, en lo político, económico, social y cultural.
- Con un modelo de Economía Solidaria que promueva un desarrollo integral y sustentable, donde lo social sea el eje estratégico de la misma y el Bien Común de la sociedad, el fin específico. Un modelo que genere los mecanismos que garanticen la responsabilidad social y pública del Estado, los empresarios y los trabajadores, para lograr el progreso de la nación y la satisfacción plena de las necesidades de sus ciudadanos.
- Que garantice el derecho fundamental de los trabajadores a la sindicalización y se reconozca al sindicato como el verdadero representante de la comunidad de los trabajadores, afiliados en una Confederación Sindical autónoma, democrática e independiente de los gobiernos, partidos, patronos y religiones. Donde logremos recuperar el respeto por el sindicato y este deje finalmente de ser correa de trasmisión del régimen vigente y se convierta en un verdadero defensor y mediador del trabajad@r.
- Donde los trabajadores puedan elegir libremente su empleo en las condiciones que define la Organización Internacional del Trabajo como Trabajo Decente, con ingresos justos que le garanticen una vida digna a él y a su familia, sin discriminación de ningún tipo, con posibilidades de negociar directamente sus contratos y el pago de su labor. Donde un nuevo Código del Trabajo se corresponda con la nueva realidad y se elimine al Estado como intermediario.
- Que garantice una protección social universal, integral, participativa, solidaria y subsidiaria para todos y cada uno de los cubanos, combinando de forma óptima los principios de auto responsabilidad, solidaridad y subsidiaridad. Con acceso a los servicios de salud, a la protección laboral y a un sistema de pensiones justos, vinculando el nivel de las mismas con el costo de la vida y se fije su aumento anual, que permita a los incapacitados y jubilados por vejez tener una vida digna por el resto de sus días.
Hoy nos atrevemos a compartir con ustedes que en el corazón del pueblo cubano y en particular de las trabajadoras y los trabajadores existe una “aurora postergada” por la que se ha estado esperando y luchando por más de 60 años. Una aurora que se fragua en su lucha contra una larga noche de faltas de libertades, de encarcelamientos, de destierros, y de un sobrevivir en la pobreza bajo la penumbra de la desigualdad y la discriminación. Una aurora fundamentada en el reencuentro y la reconciliación nacional.
Una aurora en la que nunca, nunca jamás, un cubano empuñe un arma contra otro cubano; sea la violencia la manera de resolver nuestros problemas; se permita que se siembre el odio en nuestro pueblo; o se le quite el preciado don de la vida a un cubano por opinar distinto o querer defender los valores y derechos de la persona humana. Una aurora en la que nunca más, intereses foráneos intervengan y dictaminen en nuestra realidad nacional.
Una aurora que galopa en las alas del amor, de la esperanza de la reconciliación y que se anida en espacios soñados de solidaridad. Una aurora donde la libertad, la justicia y la paz tengan por base el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia cubana. Una aurora donde todo el pueblo cubano tenga el derecho a perseguir su bienestar personal y su desarrollo espiritual en condiciones de libertad y dignidad, de seguridad economía y en igualdad de oportunidades.
Hoy nos ha llegado la hora de forjar esa aurora por caminos nuevos. Hoy “la verdad tiene su hora”. Hoy nos encontramos ante una situación social, económica, cultural y política en la que la “hora de escuchar a la gente” ha llegado y algunos ya están reclamando que se les escuche. Para nosotros los cubanos nos ha llegado la hora de dar la batalla final por la nueva “aurora” y entre todos construir “un nuevo orden humanista” cuyo objetivo sea el logro del verdadero desarrollo material y espiritual; de todos y cada uno de los cubanos. Para los cubanos es hora ya de tener una buena vida y una vida digna.
Siro del Castillo