Crónica 3: Disparen a matar

Queridos amigos: Los que me conocen saben que mi lenguaje nunca ha sido soez, ni suelo usar vocablos producto de la ira o el enfado. No obstante la impotencia como a la mayoría de los seres humanos, nos produce rabia y profundos sentimientos que se vuelcan en nuestras expresiones. He ahí el título de esta nueva crónica que a mí mismo me produce cierto estremecimiento, al hacerme evocar conflagraciones, recogidas en la historia de la humanidad y sus grandes conflictos. Hoy es 22 de mayo de 2017, lunes en los calendarios de todo el orbe cuando el universo de los trabajadores, reinicia sus labores después de un merecido descanso de fin de semana, para entregar al desarrollo y al progreso, la fuerza de sus capacidades, habilidades y talentos. Así sigue la vida salvo en las zonas de conflictos o contiendas bélicas, que sumergen a sus pueblos en el horror y el espanto. Pues aquí en Venezuela, sin haber una guerra todavía, hemos amanecido hoy con las denominación que estoy expresando, porque no pasa un solo día sin que a la cuenta de los muertos producto de esta rebelión civil espontánea de un bravo pueblo, se sumen nuevas víctimas, que en efecto nos producen horror y espanto. Al redactar estas líneas apenas a las 4:00 pm, ya he visto suficiente para llenar varias cuartillas de lo que aquí está sucediendo solo en el día de hoy; naturalmente no me informo de los medios de comunicación de este país, salvo en muy honrosas ocasiones de algunos de prensa escrita o radial , sino por los infaltables sistemas de comunicación de hoy en día que quiebran eficazmente la censura y el temor de que son presas las informaciones y comunicaciones de Venezuela. Y lo menos que quisiera en estos momentos de angustia es trasmitir la zozobra o la desesperación, que ya cunden a lo largo y ancho de este país.

Estoy constatando en este momento el latrocinio y crimen que se está desarrollando de San Antonio de los Altos, de tan grata recordación para el quehacer laboral de toda mi estadía en Venezuela y ya dije en una de mis crónicas, que no doy las noticias de los hechos, sino que los interpreto, de forma personal para que se comprenda hasta donde llega o es capaz de llegar la locura de este régimen despótico, cuya acción represiva no se detiene, sino que crece a medida que pasan las horas y los días. Lo resumo en esta idea de la que estoy absolutamente convencido: “El chavismo sobrepasó los límites de la maldad”.

Otra víctima fatal se suma a las 48 con las que hoy lunes habíamos amanecido; por el delito de manifestar, en la ciudad de Barinas Jhon Alberto Quintero, fue asesinado por ejercer su derecho a repudiar al sistema, régimen y gobierno. Que responde a esta acción cívica con gases lacrimógenos, perdigones y balas.

Dejo para el final el comentario sobre un video que recorre las redes sociales, y exacerba la furia de nuestras pasiones. El Presidente de la República, con gorra militar incluida, en un encuentro de aforados compartiendo y dando instrucciones para la acción a un grupo de especialistas francotiradores y todo el que lo ve se horroriza cuando observa a un oficial cómo explica a los efectivos señalando las posiciones estratégicas que deben ocupar en un momento dado .Y me pregunto: franco tiradores para qué ? y para quiénes?

No hemos visto heridos en piernas, brazos o tobillos, entre las víctimas reportadas en estos 52 días de rebeldía civil. En los informes médicos encontramos que los fallecidos son a causa de heridas de balas o balines de acero, que impactaron en la cabeza, el pecho o la espalda de las víctimas . Por eso me atrevo a decir: La orden impartida a las fuerzas militares, policía, guardia nacional, para-militares, y colectivos armados, es la misma: “DISPAREN A MATAR”. Que Dios nos ayude.

Pedro Pérez Castro

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