Díaz-Canel y Raúl, ¿dónde están las casas y el vasito de leche?. Por René Gómez-Manzano.

LA HABANA, Cuba. – Una de las características llamativas de los regímenes del “socialismo real” (como el que padecemos en Cuba desde hace seis decenios) es su vocación por las medallas y los galardones de todo tipo. Tal parece que, en una sociedad que se caracteriza por el sometimiento y la carestía, el otorgamiento de condecoraciones, órdenes y distinciones sirviera para compensar al menos en parte la mediocridad imperante.

En este campo, las palmas corresponden a los generales sin batallas que sirven a la dinastía de los Kim en Norcorea. Los más encumbrados de ellos, a falta de espacio en las pecheras de sus uniformes, se cuelgan medallas en mangas y pantalones… Una total ridiculez. En Cuba no se llega a esos extremos, pero son numerosos los reconocimientos y galardones de todo tipo. Se sigue, en esto, la práctica sentada en la antigua Unión Soviética —primer laboratorio de la pesadilla— por el tirano alias Stalin.

Uno de los títulos más curiosos ideado por el dictador georgiano en 1944 fue el de “Madre Heroína”. Se otorgaba a mujeres que tuvieran y criaran no menos de diez hijos. Subsistió en Rusia hasta 1991, pero los nostálgicos no han cesado de dirigir peticiones para que sea restaurado.

En la Cuba actual, el gobierno de Miguel Díaz-Canel exige bastante menos y otorga beneficios más palpables: Decidió en abril de 2019 asignar viviendas de manera priorizada a las familias con tres o más hijos. Pese a lo bajo del listón, son sólo “unas 2580 familias” las que al día de hoy llenarían ese requisito. Según el Centro de Estudios de Población y Desarrollo de la Isla, el principal factor en el proceso de envejecimiento es que, desde hace la friolera de 36 años, la fecundidad está por debajo del nivel de reemplazo poblacional (menos de una hija por mujer).

En verdad, las cubanas no quieren parir. Pero todo indica que ése es uno más de los “logros del socialismo”: Las compatriotas que se muestran renuentes a traer nuevos cubanitos al mundo, son las mismas que, cuando logran emigrar y adaptarse a la vida en el país de acogida, quedan embarazadas y paren nuevos ciudadanitos extranjeros.

En el ínterin, el estímulo para las que sí estén dispuestas a dar a luz en nuestra Patria se demora. Se está hablando no de 2580 viviendas, sino —de inicio— sólo de 500, que es el número de las que se asignarían durante el primer año. Pero incluso sobre esa modesta meta se cierne el fantasma del incumplimiento. Parece que esas “casas de Díaz-Canel” tendrán el mismo destino que “el vasito de leche de Raúl”, prometido hace un decenio, y aún no cumplido.

Con ese motivo, el combativo licenciado Guillermo Fariñas Hernández —el dinámico Coco— ha organizado una protesta cívica. Su agenda es sencillísima: Reclamar el cumplimiento de lo prometido. Bastó enarbolar ese pedido para que el destacado líder (que, al igual que José Daniel Ferrer, posee gran implantación regional —en su caso, en Las Villas— pero también relieve nacional) fuese reducido a prisión.

La prensa independiente ha ofrecido los aspectos esenciales del arbitrario arresto. Otros detalles (algunos de ellos sorprendentes) me los ofreció el mismo sociólogo villaclareño en una llamada que me hizo pocos minutos después de ser excarcelado. Se trata —como es obvio— de una nueva incidencia en la oleada represiva que ahora mismo está escenificando el régimen castrista.

Es algo que no debe llamarnos la atención: La persecución cae no sólo sobre los que catalogan el sistema como una calamidad nacional y lo dicen. La desesperación del oficialismo es tanta que hasta un comentarista deportivo oficialista es cesado sólo por pedir la destitución del jefe del béisbol cubano, responsable de la debacle internacional sufrida por ese “deporte nacional”.

En el caso específico de Fariñas, su nueva detención —le expresaron sus captores— tenía como principal objetivo conjurar el “levantamiento nacional” supuestamente convocado por él. Claro está que el sociólogo rechaza esa calificación truculenta. “Sencillamente he convocado a los ciudadanos a ejercer su derecho a la queja que les otorga el artículo 61 de la nueva Constitución”, dice.

Objetivos adicionales del encarcelamiento —siempre según los corchetes— eran dificultarle ejercer influjo en los vínculos Cuba-Unión Europea, así como hacer una valoración de la relación costo-beneficio que tendrían el arresto y las reacciones internacionales ante el mismo. Al parecer, este último capítulo no arrojó buenos resultados: A la mamá del valiente opositor le anunciaron que valorarían su liberación a partir del día 7, pero el 6 lo soltaron de manera urgente.

La arbitraria detención sirvió también para enterarnos de una nueva y sorprendente modalidad del “Archipiélago DGP” (Dirección General de Prisiones del MININT cubano). El invento ha merecido un neologismo castrista, surgido en los cerebros fértiles de los burócratas de la represión. Estamos hablando de un verdadero oxímoron: ¡La “celda de protocolo”!

Según relata Fariñas, se trata de dos cuarticos con un par de camas en cada uno. Están dotados de aire acondicionado, refrigerador y televisor. Tienen una salita común con sofá y butacas. En una de esas dependencias permaneció durante dos días y medio el Premio Sájarov 2010, otorgado por el Parlamento Europeo. Al soltarlo, le advirtieron que no le permitirían salir de Santa Clara “hasta después del día 20”.

Al momento de redactar estas líneas, Fariñas y otros activistas acababan de ser liberados tras un nuevo arresto de unas nueve horas. Sus captores le dijeron al sociólogo que esto se debía a que Díaz-Canel se encontraba en Santa Clara. Aunque este hecho es cierto, el pretexto parece falso. “En otras ocasiones él ha estado por aquí y sí nos han vigilado para que no podamos acudir a los lugares que visita, pero no nos han detenido”, comenta El Coco.

Pero, de manera coincidente, este sábado él y otros demócratas se encontraban esperando la visita de la señora Mara Tekach, encargada de negocios de Estados Unidos en Cuba. La prominente diplomática se ha destacado por los viajes que ha hecho —¡aun a ciudades tan lejanas como Guantánamo!— para visitar a perseguidos del castrismo. Entre ellos, el abogado y periodista independiente Roberto de Jesús Quiñones Haces, así como el ya mencionado José Daniel Ferrer. Se trata de gestos que son muy de agradecer.

En esta ocasión, Doña Mara sí pudo entrevistarse con los seres queridos del licenciado Fariñas y otras personas, pero no con el sociólogo mismo ni con el también activista pro democrático Guillermo del Sol. Todo indica —pues— que los castristas, en medio de la situación caótica en la que ellos mismos han metido a Cuba, piensan seguir huyendo hacia adelante.

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