¿Por qué debemos votar por el No en la consulta popular del 24 de febrero sobre un nuevo proyecto constitucional? De las numerosas razones, estas veinte parecen las de mayor peso.
- Porque el texto que se someterá a plebiscito no fue fruto de una labor consensuada entre las diversas corrientes de opinión de la ciudadanía, como debía ser una asamblea constituyente elegida democráticamente, sino de un equipo elegido a dedo por la élite de un solo partido. Partido viene de «parte», por lo que dicho texto es únicamente obra de los intereses de una sola tendencia.
- Porque esa Constitución institucionalizaría la perpetuación de un régimen dictatorial unipartidista implícito en el artículo 5, así como la concentración de los tres poderes del Estado, legislativo ejecutivo y judicial, en las manos de esa misma élite.
- Porque este proyecto pretende reafirmar la institucionalización de las violaciones sistemáticas de derechos fundamentales como la libre expresión y libre asociación, cuando en realidad debería procurarse lo contrario, un Estado de derecho.
- Porque votar por el sí significaría entregar carta blanca al mismo grupo que en 60 años no ha logrado resolver problemas vitales de la población como la crisis del transporte, de la vivienda y el desabastecimiento y que continúa ofreciendo los mismos supuestos remedios fracasados una y otra vez.
- Porque el artículo 22 pretende institucionalizar el principio de igualdad en la miseria para la inmensa mayoría de los ciudadanos en cuanto al límite de propiedades que puedan poseer, aunque se adquieran honradamente por el propio esfuerzo o por su talento, lo cual coarta el estímulo de creatividad y productividad.
- Porque necesitamos una Constitución que ofrezca un marco legal de protección a los trabajadores y jubilados y en particular a los cuentapropistas, artesanos y artistas en su libre creatividad y en la libre iniciativa económica para su prosperidad, que permita la libertad de sindicalización, el derecho a la huelga y la manifestación pública.
- Porque el actual proyecto no garantiza el cese de una política de excesivas restricciones y trabas al trabajo por cuenta propia, así como la eliminación de la discriminación hacia los cubanos que viven en el exterior para invertir en su propio país,
- Porque la nueva Constitución continúa perpetuando una educación politizada bajo control exclusivo del Estado, lo cual implica generar ciudadanos culturalmente unidimensionales, al mismo tiempo que, al excluir la educación privada, se priva a los padres del derecho a escoger para sus hijos el tipo de educación de su preferencia.
- Porque la supresión del artículo 68 que definía al matrimonio como «unión voluntariamente concertada entre dos personas» deja un vacío en el texto constitucional en cuanto a la posibilidad de los miembros de la comunidad LGTBI para contratos de convivencia que aseguren derechos básicos como la herencia.
- Porque el texto deja sin determinar un asunto tan vital como la pena de muerte, suspendida pero aún existente de forma oficial, la cual, por la connotación tan dramática en nuestra historia, debe ser abolida constitucionalmente. La vida de cualquier ser humano, independientemente de su responsabilidad penal, debe ser considerada sagrada.
- Porque si logramos demostrar que un considerable porcentaje de la población apoyó al No, aunque no sea mayoría, permitiría reclamar, ante los organismos internacionales, que se exija al Gobierno cubano respeto por los derechos de esa parte significativa de la población en desacuerdo con la política oficial.
- Porque un número alto de votos por el No ayudaría a ir creando una conciencia cívica de resistencia en la población ante las imposiciones arbitrarias del poder -o de cualquier otro poder-, contra sus derechos e ir socavando la mentalidad de indolencia o de fanatismo ciego.
- La creencia de que votar Sí o No carece de importancia porque de todas formas habrá fraude no tiene en cuenta de que muchos de los miles o decenas de miles encargados de que ese fraude se realice, no dejarán de filtrar a familiares y amigos si realmente hubo un número significativo de votos a favor del No, y esto sería importante en la toma de conciencia y voluntad de cambio de la ciudadanía, el primer paso hacia la expresión abierta a favor de una Cuba mejor.
- La tesis gubernamental de que votar por el No significa oponerse a los supuestos logros de ese régimen en educación y atención médica no se sostiene, porque incluso esos beneficios cuyos antecedentes ya existían antes del 59 con Casas de Socorro y escuelas públicas se han visto menguados cada vez más por un modelo económico inviable, pues la nueva Constitución no propone ningún modelo alternativo sino una continuidad de lo ya fracasado, y votar por el No, significaría, por el contrario, optar por otro capaz de asegurar esos derechos universales.
- La tesis de que asistir a las urnas, incluso votando por el No, significaría legitimar el fraude, no tiene en cuenta que en muchos casos en que una dictadura aceptó la consulta popular en la creencia de que la ganaría, ni siquiera esos posibles fraudes fueron suficientes para burlar la decisión popular, como fue el célebre plebiscito en que Pinochet fue derrotado, o el fracaso electoral de los sandinistas frente a Violeta Chamorro.
- Porque la opción de la abstención es un voto indirecto por el Sí, ya que generalmente en ningún país es interpretado como un rechazo sino como una actitud indolente de quién podría votar por el Sí y no lo hace por despreocupación. Quien calla, otorga. La votación por el No, en cambio, no deja margen para la duda.
- Sin embargo, debido al acoso de elementos progubernamentales para la asistencia a las urnas, a la inmensa mayoría de los ciudadanos en desacuerdo con esta propuesta le es más factible asistir y votar por el No, mientras que teme que su negativa a asistir lo señale como desafecto al régimen.
- Cada voto anulado o ausente está restando fuerza a la oposición frente a un adversario que nunca divide su voto, porque sería como si la oposición presentara tres candidatos por separado frente al candidato único del poder. Ellos tienen una sola consigna: votar por el Sí. La oposición no debe actuar diferente en relación con el No, sino mantener una sola consigna: ¡Todos a votar por el No!
- Porque en un momento histórico de este continente en que las dictaduras del mal llamado «socialismo del siglo XXI» están en retirada gracias a la decisión y valor de los ciudadanos de esos pueblos, y teniendo en cuenta el papel jugado por nuestro país en ese proceso, nosotros no debemos ser menos sino ir a la fuente del mal para erradicarlo, y éste es justamente el primer paso: ¡votar por el No!
- Por último, teniendo en cuenta todas las razones anteriores, es necesario votar por el No también para nuestra satisfacción personal, no sólo porque es nuestro deber como ciudadanos, sino, además, porque debemos ser fieles a nosotros mismos y actuar en consecuencia de cómo pensamos. Cada vez que rechazamos una imposición arbitraria e injusta, algo muy hermoso se reafirma en nuestro interior.