Los trabajadores cubanos y el nuevo año

Editorial. Ene./ 2017.

El recién concluido año 2016 nuevamente resultó ser un período tenso para la población cubana; la ineficiencia intrínseca del modelo económico y la apreciable disminución de los aportes del aliado venezolano, que atraviesa por una de sus peores crisis, han significado un nuevo descenso del nivel de vida de cubano de a pie a pesar de la progresiva aunque lenta apertura de relaciones con los Estados Unidos y el avance en la conversaciones con la Unión Europea tendientes a la eliminación de la Posición Común.

Las tímidas reformas económicas de la etapa raulista solo han conducido al surgimiento de una masa de alrededor de 300,000-400,000 trabajadores denominados como «cuentapropistas», término para designar a un reciente sector más próximo a la economía informal que a una economía moderna, dinámica productiva y organizada de manera tal de garantizar un verdadero desarrollo de la nación, que incluye una amplia gama de profesiones y oficios que van desde el bicitaxista, payaso o limpiabotas, hasta los más afortunados -y por supuesto, menos en número- que han alcanzado a recibir una licencia para dedicarse a actividades más próximas a la economía del dólar u otras monedas convertibles, cuyo mejor ejemplo son las ya famosas «paladares», pequeños restaurantes o establecimiento de expendio de alimentos dirigidos fundamentalmente al servicio del creciente número de turistas que visita la isla, pero unos y otros solo disfrutan de una licencia o permiso de las autoridades que puede ser discrecionalmente revocado en cualquier momento, con lo que se encuentran constantemente a merced de los caprichos o irracionalidades de la burocracia gubernamental al no existir un marco jurídico apropiado que garantice los derechos de estos trabajadores.

Si difícil resulta el desenvolvimiento del mencionado sector cuentapropista, peor aun es el de los millones de trabajadores dependientes de las empresas estatales, que han de sobrevivir devengando salarios en devaluados pesos mientras el costo de la vida se expresa en CUCs, la moneda dura o de cambio con la canasta de divisas internacionales, que resulta inalcanzable para la mayoría de trabajadores estatales en cantidades suficientes para el sostenimiento del propio trabajador y su núcleo familiar, amén de carecer de los más elementales derechos laborales reconocidos por la comunidad internacional del trabajo como son los de libre sindicalización, el mejoramiento constante de las condiciones y medios de trabajo, a una remuneración digna y adecuada a la cantidad y calidad del trabajo realizado, a la contratación colectiva, a la protesta laboral u otras formas de lucha por sus reivindicaciones.

El cubano promedio, y en especial el trabajador joven, ve transcurrir su vida en el callejón sin salida de una sociedad opresora incapaz de satisfacer sus aspiraciones más elementales en la que emigrar se ha convertido en la única esperanza de tener un mejor futuro.

Desde hace más de cinco décadas la Solidaridad de Trabajadores Cubanos ha estado luchando constantemente por la recuperación de los derechos de la clase trabajadora cubana; ha sido un largo camino y sabemos que aun nos queda un trecho por recorrer, pero en este año que comienza queremos hacer llegar a nuestros compatriotas y a la clase trabajadora nuestro mensaje de esperanza, de aliento y nuestro firme propósito de continuar la batalla, juntos, tanto dentro como fuera de Cuba, por la conquista de todos los derechos tanto tiempo conculcados a nuestros trabajadores y por una sociedad mejor, con todos y para el bien de todos.

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