Las estrategias de los opositores cubanos

por Jorge A. Sanguinetty.

La economista Martha Beatriz Roque da en el clavo cuando afirma que la oposición al Gobierno castrista «no ha encontrado el camino correcto para llegar al pueblo». En declaraciones recogidas recientemente en El Nuevo Herald la economista añade que «hay que rozarse con el pueblo y en ese roce hay que entregarle ideas de la realidad del régimen, ideas que el pueblo entienda». Y prosigue: «muchas veces los opositores salen a la calle y gritan abajo Fidel, abajo Raúl, vivan los derechos humanos pero la gente no sabe cuáles son los derechos humanos, si muchas veces ni siquiera sabe cuáles son sus derechos».

Pocas personas tienen la autoridad de Martha Beatriz Roque para evaluar las actividades de la oposición al castrismo. Y rara vez vemos críticas sobre tales actividades, las que nos llegan precisamente ahora que se reporta un aumento de la represión en Cuba y poco progreso en el frente oposicionista.

Los comentarios críticos de la economista ponen al descubierto la falta de liderazgo intelectual en casi todas las iniciativas opositoras de los cubanos, tanto dentro como fuera de la Isla. Con muy pocas excepciones, los opositores o disidentes cubanos parecen actuar sin una clara concepción estratégica de corto y largo plazo que guíe sus acciones. De hecho, se puede observar que no hay una comprensión cabal de lo que es estrategia, cuáles son sus componentes y cómo definir una y llevarla a cabo.

El foco estratégico de las actividades contra el castrismo casi siempre consiste en la denuncia de los desmanes del régimen y la protesta contra los mismos y el estado progresivo de deterioro del país, todo lo cual es necesario pero muy insuficiente. La economista pone el dedo en una llaga (hay otras) cuando apunta al discurso predominante: la defensa de los derechos humanos en términos abstractos como tema que la población en general no internaliza o comprende.

El ciudadano cubano común no da muestras de una gran indignación contra la dictadura o de estar consciente de que en la práctica la revolución socialista lo ha convertido en un pobre peón en manos de los gobernantes, y como tal vive política y económicamente paralítico, sin voz ni voto, con una sensación permanente de impotencia, como si estuviera flotando en estado de ingravidez. Es precisamente en la falta de conciencia ciudadana sobre estos problemas donde más oportunidades de comunicación existen y, sin embargo, no se aprovechan bien.

El área de las comunicaciones en la planificación estratégica es esencial para crear consciencia de estos problemas, movilizar voluntades y cambiar el estado de sopor sicológico en que viven los cubanos.

Todos sabemos que los líderes de la oposición enfrentan obstáculos enormes para operar en Cuba, entre ellos la represión permanente, la falta de recursos y de oportunidades para reunirse, definir estrategias y planes y ponerlos en marcha. Pero aparte de las dificultades internas, los líderes pudieran tener más apoyo en el exilio, muy especialmente en materia de liderazgo intelectual.

Los intelectuales cubanos exilados no han sido muy prolíficos en explicar de manera clara y precisa las condiciones en que opera el régimen castrista, analizar sus debilidades estratégicas e indagar sobre las mejores maneras de explotarlas. Esta falta de liderazgo intelectual hace que las estrategias en la lucha por los derechos ciudadanos, aunque lleguen a ser heroicas, sean casi siempre improvisadas, superficiales y, por lo tanto, erráticas y de impacto limitado. Y esto no solo se refleja en la falta de influencia y credibilidad de la oposición entre los cubanos en la Isla, sino también entre los exilados y entre los observadores de otros países que nunca han visto una muestra masiva y contundente de descontento popular hacia el Gobierno castrista. Por otra parte, no todos los líderes del exilio han sido muy abiertos a colaborar seria y profesionalmente para intercambiar conocimientos e ideas sobre cómo mejor organizar y apoyar a la oposición en Cuba. En este aspecto la retórica y los discursos patrióticos, junto a las protestas y denuncias, han preponderado sobre el pensamiento y la acción estratégicos. La falta de colaboración afectó por muchos años a los opositores en la Isla y solo recientemente se ha hecho más frecuente e intensa esa colaboración. Pero todavía se nota entre estos líderes una gran falta de interés o capacidad para buscar el consejo de intelectuales cubanos y no cubanos sobre la situación del país. Este fenómeno se pone de manifiesto en las numerosas tertulias, peñas, seminarios y actividades sociales entre los cubanos del exilio, donde este tipo de análisis crítico no siempre es bien acogido, a pesar de las declaraciones a favor de la democracia y la libertad de expresión.

Es de notar que la incapacidad estratégica de la oposición fuera y dentro de la Isla coincide con la incapacidad permanente del Gobierno castrista en el manejo de la economía cubana. De este modo ambos lados han acabado dependiendo de las decisiones de Washington, lo cual es particularmente humillante para el castrismo e insuficiente para la oposición. Para el castrismo esta dependencia es, de hecho, una contradicción flagrante de la retórica revolucionaria desde 1959. Mientras que la oposición, al no poder formular una estrategia viable, ha tenido como estrategia única la de tratar de influenciar las fuerzas políticas de EEUU a favor de la democracia en Cuba.

En estas condiciones, ¿cómo pueden los cubanos salir del estancamiento resultante y marchar hacia una democracia? ¿En qué debe trabajar un cubano patriota que desea y quiere contribuir a un cambio en Cuba? Mi respuesta a estas interrogantes es que hay que comenzar por una evaluación estratégica de los términos del conflicto entre la oposición y la dictadura castrista. El primer paso para una evaluación estratégica de las organizaciones que luchan por la democracia es conducir lo que se conoce por análisis de FODA (SWOT analysis en inglés), un método mediante el cual se describen y ponderan las fortalezas, oportunidades, debilidades y amenazas de una organización.

Este será el tema de mi próximo artículo.

 

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