“El Ignaciano”
Revista trimestral bilingüe del Instituto Jesuita Pedro
Arrupe Volume 3 – #3 September 2020 / Año 3 – #3 – Septiembre 2020.
“Dios de misericordia y Padre de todos, despiértanos del sopor de la indiferencia, abre nuestros ojos a sus sufrimientos y líbranos de la insensibilidad, fruto del bienestar mundano y del encerrarnos en nosotros mismos. Ilumina a todos, a las naciones, comunidades y a cada uno de nosotros, para que reconozcamos como nuestros hermanos y hermanas a quienes llegan a nuestras costas. Ayúdanos a
compartir con ellos las bendiciones que hemos recibido de tus manos y a reconocer que juntos, como una única familia humana, somos todos emigrantes, viajeros de esperanza hacia ti, que eres nuestra verdadera casa, allí donde toda lágrima será enjugada, donde estaremos en la paz y seguros en tu abrazo”.
Extraído de la Oración por los migrantes en el Puerto de Lesbos, Papa Francisco, 16 de abril, 2016. «Siempre había esperado que esta tierra se convirtiera en un asilo seguro y agradable para la parte virtuosa y perseguida de la humanidad, de cualquier nación a la que pudieran pertenecer».
Presidente George Washington, abril de 1788 El 19 de septiembre de 2016, los países miembros de la Asamblea General de las
Naciones Unidas (ONU), reunidos en la ciudad de New York, adoptaron una serie de compromisos para mejorar la protección de los refugiados y migrantes. Estos compromisos son conocidos hoy en día como la “Declaración de Nueva York sobre Refugiados y Migrantes”. La declaración expresaba la voluntad política de los dirigentes mundiales de salvar vidas, proteger derechos y de compartir las responsabilidades.
Hoy en día esa responsabilidad de salvar vidas y proteger los derechos de los refugiados y los migrantes, sufre de lo que el Papa Francisco ha llamado la “globalización de la indiferencia”, de la falta de “voluntad política” que padecen un sin número de los dirigentes mundiales. Una indiferencia que corre de norte a sur y de este a oeste del planeta y que deja de reconocer los derechos de aquellos que “se ven obligados a huir o morir”, abandonando sus países, poniendo las vidas de sus familias y la suya propia en riesgo, realizando peligrosos recorridos con el solo propósito de encontrar un lugar seguro para vivir.
En los Estados Unidos de América el pueblo también se enfrenta a una serie de retos históricos: una pandemia de mortales consecuencias, un colapso de la economía, una continuidad de las injusticias raciales, un débil y costoso sistema de salud, un
incremento en la desigualdad económica, un incremento de la violencia, la intolerancia y la xenofobia. Con una correspondiente dosis de políticos que incitan a la división, crean el caos y no tienen coherencia a la hora de gobernar.
Desde las elecciones del 2016, el tema de los indocumentados, los inmigrantes y los refugiados, ha formado parte de las plataformas de las campañas políticas de muchos candidatos a cargos políticos, tantos federales, como estatales, como locales. Todo
parece indicar que el 2020 nos enfrentaremos a una situación parecida. Sin embargo, de acuerdo con una encuesta de “Gallup”, de julio de este año, el 77% de los americanos “piensan que la inmigración es algo bueno para el país” y el 34% prefieren que el límite anual de inmigrantes se aumente y el número de los que favorecen una disminución en el número de inmigrantes es de solo un 28%. Estas altas cifras de “Gallup” a favor de expandir la inmigración es la más alta desde 1965.
Esta encuesta, de ser tomada en cuenta por los candidatos, pudiera indicar que el tema de la inmigración no puede tener el mismo lugar en las campañas que en las pasadas del 2016. Aunque en la propaganda política del sector político republicano anti inmigrante, no parece tenerla en cuenta y el sector demócrata se aprovecha para denunciarlos. Para muchos, el sector mas liberal del partido demócrata quiere inundar a los Estados Unidos de inmigrantes y refugiados, para lo cual no existe evidencia, como tampoco existe evidencia de que dentro del partido republicano no haya personas y políticos destacados que no necesariamente ven como un peligro la inmigración y una política justa que permita la legalización de los soñadores y de los indocumentados.
Durante la presidencia republicana de Dwight D. Eisenhower, él mismo afirmó sobre los inmigrantes y los refugiados que creía “que esta es una de las fuentes más importantes de la grandeza de Estados Unidos. Lideramos el mundo porque únicos entre las naciones, sacamos a nuestro pueblo, nuestra fuerza, de todos los países y de todos los rincones del mundo… Gracias a cada oleada de recién llegados a esta tierra de oportunidades, somos una nación para siempre joven, llena para siempre de energía y nuevas ideas, y siempre a la vanguardia; siempre llevando al mundo a la próxima frontera”. Durante su mandato se les abrieron las puertas a los refugiados húngaros y posteriormente a los cubanos.
En el mes mayo de 1975, el presidente Gerald Ford declaraba, contra las posiciones anti-inmigrantes de algunos miembros del Congreso frente a un proyecto de una Ley para la ayuda a la inmigración de refugiados provenientes de Indochina al terminarse la
guerra en Vietnam: «Estoy principalmente muy molesto porque Estados Unidos ha tenido una larga tradición de abrir sus puertas a los inmigrantes de todos los países»(…). «Somos un país construido por inmigrantes de todas las zonas del mundo, y siempre hemos sido una nación muy humanitaria, y cuando leí u escuché los comentarios hechos hace unos días me decepcionó y me molestó mucho y me molestó mucho y me molestó mucho.»
En su último discurso presidencial, el 19 de enero de 1989, el presidente Ronald Reagan lo dedicó al tema de la inmigración y los refugiados afirmando entre otras cosas que: “Son hombres y mujeres audaces, anhelando la libertad y las oportunidades, los que abandonan sus países de origen y vienen a un nuevo país para empezar sus vidas de nuevo. Creen en el sueño americano. Y una y otra vez, lo hacen realidad para sí mismos, para sus hijos y para los demás¨. Afirmando en su discurso que “Dan más de lo que reciben. Trabajan y tienen éxito. Y a menudo son empresarios.
Pero su mayor contribución es más que económica, porque entienden de una manera especial lo glorioso que es ser estadounidense. Renuevan nuestro orgullo y gratitud en los Estados Unidos de América, la nación más grande y libre del mundo, la última y
mejor esperanza del hombre en la Tierra”.
Muy en los primeros meses de su presidencia, en 1981, el presidente Reagan, presentó su “Proclama sobre las Políticas de Los Estados Unidos sobre Inmigración y Refugiados”, en la que señalaba en sus propósitos el continuar con la tradición americana de darle la bienvenida a las personas de otros países, especialmente a los que huían de la opresión. Haciendo un llamado también para que millones de indocumentados “inmigrantes ilegales” que estaban presentes en el país se les reconociera y se les diera una vía para legalizar su estatus. En 1986, Reagan firmó la “Ley de Control y Reforma de Inmigración de 1986”, que le permitió alrededor de 3
millones de indocumentados el poder obtener un estatus legal en el país. El enfoque del presidente Reagan de enfrentar el problema de una forma humana y en tradición con la historia del país, no le impidió el mejorar la seguridad en la frontera con México y el imponer estrictas sanciones penales a los empleadores que contrataran a los inmigrantes ilegales.
Durante el período que va de 1980 a 1990, incluyendo los 8 años de la presidencia de Reagan, la población extranjera en los Estados Unidos aumentó de 14.1 millones a 19.8 millones. La visión humanizada y de continuidad sobre el tema de los inmigrantes y los refugiados, continuaron con la presidencia de George H.W. Bush, quien afirmaba que: «Casi todos los estadounidenses tienen ancestros que se enfrentaron a los océanos – los que toman el riesgo de la libertad en busca de un ideal – las migraciones
voluntarias más grandes en la historia registrada… La inmigración no es sólo un vínculo con el pasado de Estados Unidos; también es un puente hacia el futuro de EstadosUnidos».
Para George W. Bush, el último presidente republicano antes del actual, la presencia de los inmigrantes y los refugiados en los Estados Unidos: «Dice algo sobre nuestro país que la gente de todo el mundo está dispuesta a dejar sus hogares y dejar a sus familias y arriesgar todo para venir a Estados Unidos. Su talento, su arduo trabajo y su amor por la libertad han ayudado a hacer de Estados Unidos el líder del mundo. Y nuestra generación se asegurará de que Los Estados Unidos siga siendo un faro de libertad y la sociedad más llena de esperanza que este mundo haya conocido”.
Desde la época del presidente republicano Eisenhower hasta la del también republicano George W. Bush, pasando entre estas, las demócratas del PresidenteKennedy, del Presidente Johnson, del Presidente Carter, del Presidente Clinton y del Presidente Obama, las coincidencias en la visión de todos estos presidentes en la mayoría de los aspectos sobre el tema de los inmigrantes y los refugiados, en particular la trayectoria histórica, el trato humano y justo, y de la importancia del aporte económico-social-cultural de éstos a los Estados Unidos, debe de servir de ejemplo a las futuras generaciones de este país. Coincidencias que, lamentablemente, no existen, ni son compartidas, por la actual administración.Sin nos concentramos en el área del sur de la Florida, nos vamos a encontrar con
cientos de miles de refugiados de origen cubano, nicaragüense, haitiano, que posteriormente han traído a sus familiares, y sus familias que se han beneficiado con los TPS; y de innumerables ciudadanos de otras regiones y países a quienes se les ha otorgado el asilo político. Muchos de los cuales son hoy en días ciudadanos de los Estados Unidos. Todos ellos beneficiados de una forma u otra, por las políticas y las posiciones en relación con el tema de los refugiados y los inmigrantes, de los once presidentes, republicanos y demócratas, anteriores al actual.
Hasta aquí hemos tratado de presentar una resumida visión de los presidentes de los Estados Unidos desde 1952 al 2016 en el tema de los refugiados y los inmigrantes. Se debe hacer énfasis en la visión compartida de los presidentes republicanos, pues en muchos casos esas visiones y posiciones son poco conocidas aun dentro de los círculos militantes del partido republicano. En esos espacios se desconocen esas posiciones republicanas tradicionales, y la tendencia es apoyar políticas extremistas anti-inmigrantes, asumiendo, por error, que esa es la tradición republicana, lo cual no es necesariamente cierto ni históricamente correcto.
En su mensaje de la Navidad de 2013, el Papa Francisco hacía un llamado para que “los emigrantes, que buscan una vida digna, encuentren acogida y ayuda”. Este llamado, que es una exhortación a la conciencia de todos y en particular a la de los cristianos católicos, no ha tenido el eco en los Estados Unidos que debiera haber recibido, como país de inmigrantes que es. Hoy se nos esgarra el corazón al oír, a quienes en su momento fueron “acogidos y ayudados,”manifestarse en contra de los que han venido después y negándoles la “acogida y la ayuda” de que ellos disfrutaron. Desgarra el corazón oír a quienes en su momento pidieron y suplicaron para que los dejaran entrar, querer cerrarles las puertas de entrada de un tirón a los que quieren venir ahora pues se han visto obligados a “huir o morir”.
Estamos a meses de cumplirse el cuarto año de la administración del presidente Donald Trump, y si se hace un balance de su actuación y de sus políticas en el tema de los inmigrantes y los refugiados, desde que tomara posesión de la presidencia en enero
del 2017, nos encontramos con los siguientes resultados: Separación Familiar: En abril del 2018, la administración anunció su política de “Cero Tolerancia”, que resultó en la separación de miles de menores de sus familiares. Un informe del Inspector General del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) publicado este año reveló que la Administración esperaba inicialmente la separación
de más de 26,000 menores de sus padres. Aunque esta política ha dejado de ser implementada, un reportaje publicado en marzo por el New York Times afirma que había encontrado a más de 200 inmigrantes menores separados de sus familias. Situación Peligrosa para los Menores: Más allá de la aplicación de la política de “Cero Tolerancia”, la administración ha demostrado niveles inhumanos de crueldad hacia los menores y sus familias. Este año por lo menos siete menores han muerto mientras se encontraban en custodia del DHS o poco tiempo después de haber sido liberados. Un reportaje de la Agencia Reuters en octubre del 2019, informaba que la
Administración de los Estados Unidos había enviado de regreso a México a 16,000 menores de 18 años.
DACA: Este programa conocido por sus siglas o también como el programa de los Soñadores (Acción Diferida para los que llegaron de Niños), creado bajo la presidencia de Obama, en el que ya están inscritas más de 800,000 personas, y de las cuales más de 50,000 cumplen ya con los requisitos del programa. No obstante, la administración ha estado haciendo todo lo posible para eliminarlo. Las cortes de menores han rechazado estos intentos de la Administración, calificándolos de “arbitrarios y caprichosos”. El caso ya llegó a la Corte Suprema de Justicia en Washington, que tendrá que determinar, pero que ha dejado a los Soñadores en un limbo. Pero mientras, la Administración ha atacado a los Soñadores y sus familias con amenazas de detención y deportación. Aunque la Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, ya tiene un proyecto de ley para darle una solución al problema, el Senado, controlado por los republicanos, se niega a considerar el proyecto o a presentar uno de ellos.
Programa de “Estatus de Protección Temporal (TPS): Al igual que con DACA, la Cámara de Representantes y el Senado, no se ponen de acuerdo para encontrar una solución humanitaria a los cientos de miles de personas de países como Nepal, Honduras, El Salvador, Haití, Nicaragua y el Sudan que cuentan con el TPS. Las mismas están en la práctica viviendo de día a día. La Administración puso una fecha límite para algunos de esos países, después la pospuso. Ahora para algunos de ellos su protección es solo válida hasta enero del 2021 y hasta marzo del 2021 para otros.
Como con los Soñadores, todos estos inmigrantes comprendidos bajo esta protección han sido por muchos años personas trabajadoras y respetuosas de las leyes,aportando en muchos sentidos al bienestar de las comunidades en la que viven y en definitiva al país. En circunstancias similares están las personas que se encuentran protegidas por el DED ( “Deferred Enforced Departure” o “Salida Obligada Diferida”).
Muy significativo ha sido también la negativa de la administración de negarles la protección del TPS a los miles de refugiados venezolanos que se encuentran en el territorio de los Estados Unidos, pese a las retóricas manifestaciones que han hecho la propia administración actual en contra de la dictadura venezolana.
Las solicitudes de Asilo: Durante los últimos tres años se ha visto un aumento en las medidas contra las personas que buscan y solicitan asilo en este país, en contraste con las políticas de las distintas administraciones anteriores a la vigente. Se pudiera argumentar que la Casa Blanca ha desmantelado el tradicional sistema de asilo de los Estados Unidos. Con la implementación en el 2019 de políticas como el “Protocolo de Protección a Migrantes” o “MPP” como es conocido por sus siglas, más de 55,000 solicitantes de asilo han sido sacados del país y forzados a esperar en el lado mexicano, donde se ven obligados por meses a vivir en peligrosas condiciones de seguridad donde las violaciones, los asesinatos y los secuestros son recuentes. Muchas de estas medidas contradicen lo estipulado en los documentos internacionales en materia de asilo, de los cuales los Estados Unidos son parte. En algunos casos se han implementado medidas que les impiden a los solicitantes de asilo en este país, la posibilidad de preparar sus reclamos de “miedo creíble”, al disminuir el tiempo que tienen para preparar y presentar sus casos.
La situación sobre los Refugiados: Por tres años consecutivos la administración ha disminuido el número de las admisiones bajo el programa para los refugiados. Para el 2020 el límite ha sido establecido para la entrada de solamente 18,000 refugiados, muy por debajo del límite de 30,000 del 2019, lo que constituye un nuevo record de disminución, desde que el límite fue establecido en 1980. Está claro que estas medidas que afectan a las personas que buscan y solicitan refugio legal en los E.E.U.U. y bajo los requerimientos internacionales establecidos, se contradicen con las políticas de abrirle las puertas de esta gran nación a aquellos que escapan de la
persecución y de la muerte en sus propios países, que han existido desde la segunda mitad del pasado Siglo XX. Se haría interminable seguir detallando muchos otros aspectos y medidas que se han implementado durante los últimos tres años y medio, que afectan directamente a los inmigrantes y los refugiados, como también a las personas que se encuentran indocumentadas y que aspiran a legalizar su situación en el país.
No sería justo si esta situación que hemos tratado de resumir, no la pusiésemos en el contexto de la situación actual, producto de la pandemia global que existe y en particular de las consecuencias que la misma tiene en los Estados Unidos. Como señalamos al principio, hoy en día el pueblo norteamericano se enfrenta a una serie de retos históricos, y podemos comprender que quizás el tema y las tribulaciones de los inmigrantes y de los refugiados, solo interese a aquellos que están siendo afectados. Sin embargo, no podemos dejar de señalar que este asunto tiene todas las características de ser “una crisis humanitaria”, como señalara hace algunos años el Papa Francisco, donde el reconocimiento de la dignidad plena del ser humano está en constante peligro.
Desde febrero del 2017, el Papa Francisco ha pedido “un cambio” de actitud hacia los migrantes con el fin de “superar la indiferencia y anteponer a los temores una generosa actitud de acogida hacia aquellos que llaman a nuestras puertas”. Hoy, como personas de fe, tenemos que abogar por políticas que apoyen a los inmigrantes y los refugiados.
Políticas que se correspondan con los principios y valores que profesamos, que propongan medidas y soluciones justas, donde la persona humana sea el centro y el objetivo, de las mismas. Hoy, ante la tensa situación de la política nacional que enfrentamos, recordamos las palabras del presidente Eisenhower en su discurso ante la Conferencia Nacional de Mujeres Republicanas, en marzo de 1956: “Si un partido político no tiene en sus fundamentos la determinación de luchar por una causa que es justa y moral, entonces
no es un partido político, es solamente una conspiración para la toma del poder”.
*Siro Del Castillo.
Member of the Solidarity of Cuban Workers (STC) and the Christian Democratic Party of Cuba; Has been member of the Executive Secretariat of the Unity Table for Democratic Action(MUAD); member of the Task Force on Memory, Truth and Justice sponsored by Florida International University (FIU), which produced, “Cuban National Reconciliation”. Miami: Latin American & Caribbean Center, FIU, 2003; recipient of the Florida Immigrant Advocacy Center “Liberty And Justice For All” award; recipient of the F.A.C.E. “Directors´ Award” in recognition for his many years of work, in defense of the human rights of the Cuban people; he has been an official speaker before the former United Nations Commission of Human Rights, now known as the Human Rights Council, at their annual meetings held in Geneva, and at the Inter American Commission for Human Rights of the Organization of American States (OAS) in Washington, D.C.;