por Miriam Leiva
LA HABANA.- Miguel Díaz-Canel, antes de recorrer las zonas y arropar a los cubanos afectados por las inundaciones, acompañado por su esposa, el 30 de mayo, realizó una visita oficial a Venezuela para reciprocar al reelecto Nicolás Maduro, quien había sido el primer mandatario en visitarlo oficialmente por su nombramiento como presidente.
Inmediatamente después de llegar a Caracas depositó una ofrenda floral a Simón Bolívar, se encontró con colaboradores cubanos, habló en la Asamblea Nacional Constituyente y fue recibido por Maduro, quien poco más podrá darle en medio de sus tormentas. Allí ni siquiera el flamante presidente cubano tiene que escuchar el desplome de los carcomidos edificios de La Habana, al salir el sol después de las tormentas.
Los cubanos contrastan con la publicitada rápida presencia de Díaz-Canel en el lugar de explosión del avión el 18 de mayo y las reiteradas visitas al Hospital Calixto García, el hotel y el Instituto de Medicina Legal, lo cual es humanamente loable. Pero en las calles se comenta que estaban destinadas a la propaganda para el extranjero, fundamentalmente el turismo, y el interés de alejar la culpabilidad del gobierno en la contratación de la empresa aérea nada fiable por Cubana de Aviación.
Los torrenciales aguaceros, ocasionados por la tormenta subtropical Alberto a su paso por aguas cercanas, han inundado las provincias Villa Clara, Cienfuegos, Sancti Spíritus y Matanzas, precisamente las más devastadas por el potente huracán Irma, que atravesó de este a oeste casi todo el pequeño archipiélago, el 9 de septiembre de 2017. La lluvia persiste en las provincias Artemisa, Mayabeque y La Habana, capital de Cuba. En Pinar del Río e Isla de la Juventud comenzó desde mediados de mayo. También llovió mucho en Camagüey y Ciego de Ávila.
Cuatro fallecidos y un desaparecido se habían reportado hasta el 29 de mayo. Miles de viviendas quedaron destruidas total o parcialmente y 43 877 sin electricidad en el centro del país y muchos acueductos no funcionan, poblados permanecen incomunicados, hay grandes daños en la agricultura, la Autopista Nacional fue cerrada, el transporte por carretera y ferrocarril se suspendió con paralización del traslado de personas y mercancías, también barcos están paralizados en puertos. Las situaciones más complejas están en Encrucijada, Cifuentes, Sagua la Grande, Remedios, Caibarién, Santo Domingo, Ranchuelo, Zaza, Manicaragua, Camajuaní, Yaguajay, Cabaiguán, Martí, Pedro Betancourt, Perico, Ciénega de Zapata y Colón. Un puente colapsó por crecida del río Zaza y cortó comunicación de Zaza del Medio. La refinería de Cienfuegos vertió petróleo por inundación de las piscinas de tratamiento de residuales a la Bahía.
El 29 de mayo, el presidente realizó, en La Habana, una reunión con ejecutivos del gobierno para valorar las afectaciones y tomar medidas, donde se determinó que 3 grupos integrados por miembros gobierno central visitarán las zonas afectadas para valorar la situación. Díaz-Canel dijo que la compleja situación debe afrontarse con serenidad y organización, reportó el noticiero de televisión.
Un total de 141 embalses en el país están por encima 90% de su capacidad y prácticamente todos los de la región central están vertiendo, se operan los que tienen compuertas pero los automáticos se llenan y vierten por aliviadero principal o secundario, explicó Inés María Chapman, presidenta del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos. Este es el inicio del período húmedo, está lloviendo con los embalses llenos, algunas micropresas habrá que abrir porque incrementan los volúmenes de agua sobre el embalse cuando hay ruptura de micropresas, añadió en la referida reunión.
La situación más crítica en Villa Clara está en el municipio Sagua la Grande, también muy devastada por el huracán Irma, y que había sido reconstruido rápidamente para presentarla como uno destino, junto a la cayería norte, durante la Feria Internacional del Turismo efectuada del 2 al 5 de mayo. El ministro de Turismo dijo en la citada reunión que los daños a las instalaciones eran leves y sin afectaciones a la actividad. En la provincia de Cienfuegos decenas de comunidades quedaron incomunicadas, principalmente en Cumanayagua y toda la montaña estaba sin corriente eléctrica. En Sancti Spíritus inicialmente se reportaron 540 viviendas dañadas, de ellas 87 con derrumbe total, y las líneas eléctricas presentan cuantiosos daños, de ellas 75% en capital. Se perdieron 400 toneladas de frijol, el tabaco tiene gran humedad en las casas de curación, lo que provoca hongos en la hoja y hay 600 hectáreas dañadas, y 50 millones de bulbos de cebolla sucumbieron en Banao, con afectación al cultivo de la próxima campaña de frío.
Los generales jefes de las regiones de defensa visitaron las zonas afectadas con dirigentes provinciales, como habían hecho después del huracán Irma (cuando Raúl Castro no se presentó), informó igual fuente. Las tropas de las Fuerzas Armadas para socorrer a los damnificados, aunque las del Ministerio del Interior están desplegadas para ‘garantizar el orden y proteger las propiedades’, según su ministro.
La inmensa magnitud de las actuales pérdidas aún no se conoce, pero incrementa las carencias y necesidades de millones de cubanos, acumulados por los embates de los ciclones de años anteriores. Diez años se necesitarán para reponer las viviendas en mal o regular estado de acuerdo con estimados del gobierno. Con el deterioro natural de los inmuebles, las limitaciones para adquirir materiales de construcción y los incrementos por los fuertes desastres naturales, muy posiblemente millones de cubanos seguirán sin poder morar una vivienda digna.
La crisis multifacética en crecimiento desde hace años y la carencia de dinero del gobierno auguran gran escasez de alimentos, e imposibilidad de reposición de los bienes esenciales perdidos por los ciudadanos. Con los embalses y el suelo saturados, la temporada de ciclones extendida hasta noviembre puede traer aún mayores desastres.
El gobierno tiene que liberar todas las profesiones y oficios a la iniciativa privada. Los cubanos tienen derechos a crear sus propios medios económicos para su sustento y respaldar la precaria macroeconomía. La participación en la toma de decisiones es indispensable.